En mi formación gestáltica he ido aprendiendo a tomar conciencia de los “presupuestos implícitos” originados por el entorno personal y sociocultural con los que nos manejamos, que son a veces muy sutiles. Por ejemplo, desde un cierto sesgo de clase social, podemos dar por supuesto que los pacientes no van a querer pagar una cierta tarifa por sesión por ser cara y que esto nos lleve a rebajar el precio precipitadamente, cuando quizás no es el caso. Desde otro lugar, podríamos sentir que cobrar poco es un desprestigio y que implica una incompetencia profesional.