Esta película de Robert Redford consiguió en 1981 cuatro premios Oscar, a la mejor película, mejor director, mejor guión adaptado y mejor actor secundario, Timothy Hutton, por el papel de un adolescente, Conrad, sumido en una depresión tras la muerte de su hermano en un accidente.
El título hace referencia al tipo de personas que protagonizan esta historia: gente corriente. Una familia de clase media americana, anglosajones, con una buena casa, un buen trabajo, amigos, un hijo que va al instituto, hace deporte… Son personas “corrientes” que han de hacer frente a un drama que sacude sus vidas, la muerte trágica del hermano mayor en presencia del hermano pequeño.
La película narra con una gran atención a los detalles de qué manera hace frente al drama cada miembro de la familia, la madre, el padre y Conrad, el hermano pequeño adolescente. Muestra las dificultades que tiene cada uno para atravesar un duelo difícil y qué papel juegan en este proceso la negación de lo vivido, la culpa, el apaciguamiento prematuro de los conflictos, la represión de la ira. La historia pone de manifiesto la importancia de llegar a sentir realmente los propios sentimientos, con el dolor que esto pueda conllevar, para poder superarlos.
También se muestra en la película una relación de terapia con un psiquiatra que tiene un impacto importante en los procesos de cambio que la familia lleva a cabo. Es muy de agradecer que esta relacion esté tratada de forma seria y creíble, y que sirva a sus protagonistas. Los psiquiatras y psicólogos de las películas muy a menudo son cómicos o inverosímiles. El de esta película, con su estilo particular, hace un buen trabajo.
Director: Robert Redford
Actores: Donald Sutherland, Mary Tyler Moore, Jude Hirsch, Timoty Hutton
Título original: Ordinary People
Duración: 123 min.
Año: 1980